lunes, 9 de marzo de 2009

NOS QUEDAREMOS SIN EL PARQUE NACIONAL DEL ROQUE NUBLO




En una ocasión, hace ya bastantes décadas, el gran poeta y amigo don Saulo Torón me comentó que sobre Gran Canaria se extendía una mano negra, que impedía la realización de proyectos importantísimos y vitales para ella, o que malograba los ya existentes.

Esta sentencia de don Saulo, que me impresionó, sigue teniendo plena actualidad pues esa "mano negra" continúa cernida sobre nuestra isla ya que es la de los ineficaces políticos que han sido elegidos por su pueblo para defenderla y fomentar su progreso, y la de los inoperantes empresarios carentes de iniciativas para engrandecerla, así como los presidentes y directivos de entidades, instituciones y sociedades conformistas con la situación de notorio deterioro y retroceso que padece.

Uno de los ejemplos más palmarios es la inhibición del Cabildo de Gran Canaria para proponer e insistir ante los organismos nacionales y regionales correspondientes que la Cumbre grancanaria, con una extensión que abarcaría veinte y cinco mil hectáreas y que incluiría la Caldera de Tejeda, Tamadaba, Acusa, Inagua, Pajonales, altos de Mogán, etc, sea declarada Parque Nacional, alegando como débil argumento que cuando fue Presidente del Cabildo Carmelo Artiles Bolaños, que lo pretendió, hubo una enorme oposición de los pobladores de los municipios cumbreros, principalmente de Tejeda, que se manifestaron en la capital exponiendo que perjudicaría gravemente a la agricultura, lo que es una absoluta falsedad.

Esta manifestación opositora fue organizada -"orquestada", como incorrectamente se suele decir- por los caciques tejedanos, que engañaron a los incautos agricultores de la zona haciéndoles creer en un peligro totalmente inexistente pues lo que aquellos defendían era, y es, la hipotética posibilidad de realizar urbanizaciones en la cumbre, como en una ocasión se pretendió edificar un hotel en el centro del pinar de Tamadaba e instalar un teleférico hacia el valle de Agaete, maniobra que evitó la valiente y decidida acción de la directiva de ASCAN, entre la que me encontraba.

Este destrozo de la naturaleza lo llaman los insensibles capitalistas y políticos "progreso", al igual que la proyectada autovía de Agaete-La Aldea atentatoria a la integridad del parque natural de Tamadaba, que es de esperar que no se realice por la sentencia negativa del Tribunal Superior de Justicia de Canarias, cuya ejecución debe exigir la agrupación ecologista Ben-Magec. Muchísimos de los asistentes a esa deleznable manifestación anti Parque Nacional no eran vecinos de Tejeda ni de Artenara -esta localidad no se opuso de modo relevante- sino de otros municipios, incluso de la capital, que por supina ignorancia o por pura maldad se unieron a la protesta.

Y lo lamentable y censurable fue que Carmelo Artiles Bolaños y su corporación no tuvieron la valentía y el pundonor que les exigían sus cargos y responsabilidad y cedieron acobardados ante esos energúmenos, perjudicando gravemente a Gran Canaria. La Cumbre no es propiedad de los tejedanos y artenarenses sino que es patrimonio de todos los grancanarios. Debe convocarse un referendum entre todos los habitantes de Gran canaria para que decidan si se la debe declarar Parque Nacional.

Los sucesivos presidentes cabildicios se inhibieron del tema, únicamente María Eugenia Márquez manifestó su intención de acometer la empresa en una entrevista con miembros de ASCAN, pero incumplió su promesa, de lo que debería sentir vergüenza. Ahora, el actual Presidente, José Miguel Pérez García, y los componentes de su gabinete, incluidos los de Nueva Canarias, también renuncian a este magno proyecto basándose en el pretérito rechazo y temerosos de su repetición. ¡Y qué! ¡Es que los políticos no han de actuar de acuerdo con sus ideas y sus criterios y ejecutar lo que es beneficioso para la nación, la comunidad autónoma, la provincia, la isla, la ciudad, la villa, el pueblo o el barrio sino que han de ceder a las presiones de grupúsculos que anteponen sus pequeños y mezquinos intereses, que además no serán perjudicados, a los de la generalidad! Demuestran carecer absolutamente de valentía y de coraje.

Solamente piensan en un puñado de votos, pero no tienen en cuenta que la gran mayoría de esos posibles manifestantes no votarán a los socialistas porque en Tejeda son partidarios del PP mayoritariamente. Desisten cobardemente de proponer el Parque Nacional del Roque Nublo por temor a unos exaltados que no razonan, solamente se mueven influidos por una campaña mentirosa organizada por unos pocos interesados en destruir la naturaleza, el paisaje, la cumbre. Ahí está como triste ejemplo el valle de La Orotava, destrozado por horrendas edificaciones. Querrán repetir lo mismo en la cumbre de Gran canaria, y quizás hasta edificar en la cima del Roque Nublo.


Proponen como alternativa Veneguera y Güi-Güi, lugares obviamente muy interesantes, importantes y bellos pero de menor extensión y calidad paisajística que la Cumbre. Debe demostrarse a los cumbreros para su convencimiento, que el Parque Nacional del Roque Nublo no significa en modo alguno el fin de la actividad agrícola, que continuaría desarrollándose sin problemas. El Cabildo de Gran Canaria DEBE, con total valentía e independencia, proponer el Parque Nacional del Roque Nublo. Es una oportunidad que quizás tarde mucho tiempo en volver a presentarse. Hay que actuar con valor y decisión porque ese parque significa un enorme y transcendente beneficio para Gran Canaria. Si así no se hiciera se puede afirmar que nos quedaremos sin ese anhelado Parque Nacional.


Post Scriptum: Es lamentable y censurable que los centros de interpretación edificados en diversas zonas de la isla, así como el hotel rural de la montaña de Firgas, sean de arquitectura "moderna", no la tradicional canaria que se inserta perfectamente en el paisaje. ¡Si Néstor Martín-Fernández de la Torre resucitara, volvería a fallecer de un infarto por la impresión desoladora que recibiría! ¡Que talentos tenemos como gobernantes! ¡Que arquitectos! Personajillos sin sensibilidad con y para la naturaleza.


Carmelo Dávila Nieto

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